Los buenos recuerdos son emociones que se manifiestan cuando estamos pasándolo mal, o porque estamos pasando una mala época, y tenemos la necesidad de que aquellos años volvieran otra vez. Estas emociones se manifestaron más que nunca con la crisis que estamos viviendo, y seguro que a más de uno le ha pasado por la cabeza recordar, cuando tenía trabajo, cuando vivía mejor, o también cuando ibas con tu familia de vacaciones, o que simplemente eras un poco más feliz que ahora, sin pensar en el maldito covid-19. Estas emociones, aunque no quieras son inevitables tenerlas ahora con la que está cayendo, y siempre piensas que otra vida fue mejor.
Pero siempre no hay pensamientos personales, si no también pensamientos de juegos que te han hecho pasar un buen rato y has tenido una experiencia muy buena, cosa que me paso el otro día, uno de esos días que te da por pensar, aunque yo siempre estoy trabajando el cerebro y siempre pienso cosas. Me vino a la cabeza un survival horror de los que hoy en día no hay, o muy pocos, y que me causo una gran experiencia jugable y que puso en serios apuros el por aquel entonces reinado del Resident Evil y Silent Hill. Hablo del Alone In The Dark: The New Nightmare, la cuarta entrega desarrollada por Darkworks, y que fue lanzado en el 2001. Seguro que muchos de vosotros lo jugasteis en su día, a mi particularmente después de jugar a los Resident Evil, Silent Hill, o Dino Crisis, pensaba que ya lo había visto todo en la primera Playstation, lo digo porque ya quedaban pocos meses para que saliera la Playstation 2, y posiblemente los nuevos survival horror ya saldrían para la nueva consola de Sony. Alone In The Dark IV fue una sorpresa para todos, pero también en Dreamcast y PC, por su planteamiento cinematográfico, y con un argumento que te ponía los pelos de punta. Si que es verdad que, en la jugabilidad copiaba algunas ideas los Resident Evil o Silent Hill, pero en Alone In The Dark: The New Nightmare se respiraba personalidad propia. La ambientación era magistral y los efectos de sonido y la banda sonora, están entre las mejores del género del survival horror. Por no hablar de la tensión que se respiraba y estabas esperando que en cualquier momento te saliera algo que te pusiera los huevos en la garganta, se convirtió en un imprescindible del género. Tuvo como digo, varias versiones de hardware, pero yo lo jugué en PS2, y hoy voy a recordarlo, porque sin duda es una joya del terror…seguid leyendo.
En los tiempos en los que buena parte de las compañías importantes parecía haber olvidado el survival horror, en la pasada generacion. Alone In The Dark fue en el 2001 capaz de hacernos olvidar todo, o casi todo lo que vimos en Playstation dentro de este atractivo género. El survival horror es uno de los géneros que más se demandaron en la legendaria Psone, ya que parecía que tres Resident Evil, un Silent Hill, y otras experiencias menores, no fueron suficientes para colmar el ansia de pasar miedo y otras sensaciones angustiosas. Sin duda alguna la mayor dificultad que tuvo que afrontar Darkworks al lanzarse este desarrollo. Fue dotar su juego de una identidad propia que, respetando los orígenes de la saga, Alone In The Dark se fusiono con las directrices marcadas por la serie Resident Evil y al mismo tiempo se convirtió en un producto innovador. A la vista de los resultados jugables Darkworks consiguió sorprendernos.
Las bases del juego tanto en lo jugable, como incluso en lo gráfico, pudieron parecer a los Resident Evil. Pero Alone In The Dark: The New Nightmare, tenía la suficiente personalidad propia, como para acaparar la atención del público. Por un lado, teníamos un apartado gráfico y visual, que se convirtió en lo más destacado de aquella gloriosa generación. Con unos fondos renderizados de un gran nivel y calidad, capaz de mostrar con gran detalle los decorados por ejemplo de una habitación o amplias estancias, que lo sí jugábamos en la versión de PS2, aun sería mejor, debido a unos filtros que mejoraban la iluminación y la resolución, viéndose el juego más nítido. Si hablamos de la iluminación, el juego daba otro do de pecho, ya que estamos hablando de uno de los survival horror de la época, más realista y con mejor trato de la iluminación de la generación. Darkworks se notaba que había cogido buena nota de lo visto en materia de iluminación y realismo en los Resident Evil. Pero la compañía subió el nivel un poco más, para mostrar unos efectos de iluminación que en aquella época y viendo la limitación de los hardware, se podía antojar que hasta foto-realista. Y es que el toque cinematográfico que atesoraba el juego, era gracias a los efectos lumínicos, que afectaban de forma creíble, a los personajes y decorados, creando luz y sombras, con todo lujo de detalles. Solo hay que ver la tormenta que iba apareciendo cada X pocos minutos, que cuyos destellos de los rayos, se filtraban por las ventanas de la mansión, creando realistas efectos en los entornos. Y sin olvidarnos de mencionar, el papel importante de la linterna, cuya luz fue casi hiperrealista, Darkworks o Infogrames consiguió sorprender.
Pero el survival horror, aparte de tener un apartado gráfico y visual de gran calidad. Destacaba también por la historia y jugabilidad. El personaje que controlábamos Edward Carnby, es un investigador paranormal, que debía resolver el asesinato de su amigo. Pero no estaría solo, en el juego nos acompañaría Aline Cedrac, una paleontóloga también interesada por el ocultismo y lo paranormal. Los dos, y después de una espectacular intro que da inicio al juego. Llegan a una misteriosa isla, perdidos y sin rumbo, acaban llegando a una mansión siniestra, lo que parecía una investigación normal y tranquila, acaba convirtiéndose en la peor pesadilla para los dos personajes. Enseguida se dan cuenta, que la mansión esconde algo oscuro, y de investigar la desaparición y asesinato de su amigo, se convierte en una supervivencia para los dos protagonistas. Es aquí, donde el juego consigue una trama que nos enganche, a la par de estar a la altura. Porque aparte de investigar lo que le paso al amigo de Edward, deberemos lidiar con el misterio de la isla y sus secretos. Así que tenemos una historia variada, y que te tiene pegado al mando y a la pantalla, desde que lo empiezas hasta que te lo acabas.
Pero lo bueno, es que consigue una ambientación sublime que te mete en la experiencia, no solo por el sonido que es brillante, o por los efectos de iluminación, sino porque hay situaciones y fenómenos paranormales suficientes, que hace que, encontrar las causas del porque el amigo de Edward tuvo ese final tan fatal, se ha el menor de tus preocupaciones. Ya que el juego te mantiene en vilo, y en alerta constantemente, antes los peligros que hay en cada esquina, consiguiendo un entramado psicológico al jugador, e incluso semejante al Silent Hill que ya es decir. Y es que el juego marca muy bien los tiempos y el factor sorpresa, igual estamos en una zona aparentemente tranquila, como que de repente nos pegan el susto y aparece alguna criatura sobrenatural. Ese toque aleatorio, fue clave en el factor psicológico y un logro para transmitir terror del bueno.
GAMEPLAY
La jugabilidad, estaba basada en la exploración e investigación, con un diseño de niveles y mecánicas jugables, muy parecidas aun Resident Evil o Silent Hill, pero donde Darkwords como he citado más arriba, le dio un toque personal y fresco, ya que el toque cinematográfico, la importancia de la luz, el salto cualitativo en el apartado gráfico, y la posibilidad de pasarse el juego con los dos personajes, le dieron un plus de calidad muy alto. Y es que aquí estaba la gracia, el poder controlar tanto a Edwars como a Aline, te daba la posibilidad de rejugar el juego. Los dos protagonistas se diferencian jugablemente por sus habilidades. Mientras Edward se manejó mejor con las armas de fuego, Aline se basta con usar la luz de la linterna para tener a raya a las criaturas del infierno. Pero esto no se quedaba aquí, la recompensa al volver a ser jugado con otro personaje diferente, venía siendo que, para cada protagonista había algunos escenarios exclusivos, y también las criaturas variaban según con quien jugábamos. Lo que era una motivación más, para seguir disfrutando de la aventura, y la excusa perfecta para exprimirlo al máximo.
Como survival horror funcionaba de maravilla. Los cliches del género estaban muy presentes, como en la búsqueda de llaves para abrir puertas que están al otro lado del mapa, escenarios lineales y laberinticos, munición escasa, puzles y acción la justa, buenas dosis de sustos y supervivencia, y una ambientación espectacular, que en ciertos momentos conseguía ponerte los pelos de punta. Pero nada sería igual si su brillante sonido, que iba desde la banda sonora, hasta el doblaje, con unas voces muy convincentes y personajes bien escritos. Sin olvidarnos del sonido ambiente, con chillidos de las criaturas, o sonidos que se oían desde la otra punta del escenario. Sin duda, un apartado sonoro, que fue lo mejorcito de a hace 2-3 generaciones, y que hoy en día, aún sigue creando un factor psicológico realmente inmersivo.
Hasta aquí la entrada de hoy…Es un gustazo, hablar y recordar, uno de los grandes juegos de terror de la historia. Posiblemente vivió a la sombra de los Resident Evil y Silent Hill, pero no hay que negar que, jugar a Alone In The Dark: The New Nightmare, supuso olvidar por unos días a los juegos de Capcom y Konami respectivamente. Mas por nada y como comento en la entrada, por su calidad y puesta en escena, que llego a sorprender y fue un soplo de aire fresco, donde Darkwords dio con la tecla, para crear la atención del público, cosa que consiguió, porque el juego fue un éxito. Un survival horror de la vieja escuela, de esos que hoy en día ya prácticamente ya no se desarrollan, pero que siempre tendremos la posibilidad de volver a jugarlo hoy en día. Porque Alone In The Dark: The New Nightmare es como el vino, y no lo digo por el color rojo de la sangre, simplemente que con más años que pasen, mejor envejece y más gustazo da probarlo y jugarlo en la actualidad.
¿Y vosotros/as? ¿Llegasteis a jugarlo? Hasta próximas entradas.